Apuntes sobre el Espadachín Enmascarado
Estudio realizado por Manuel López.
Dibujo de Olalla
La obra de Manuel Gago es espectacular por su fuerza, su enérgico y hasta violento sentido del movimiento. En cada viñeta te arrastra la acción sin necesidad de leer el texto. Valiéndose también de su extraordinaria habilidad en el trazo situando a sus personajes en los más variados ángulos y puntos de vista, en las posturas más forzadas y violentas.
También es espectacular su obra gracias al sentido de la composición que siempre rige las viñetas de Gago. Personajes y decorado forman un todo épico y heroico. Manuel Gago fue un maestro del cómic y en el terreno de la Capa y Espada desenvuelve en la mejor tradición de los mejores maestros mundiales.
Por alguna extraña ley, el hombre tiende a idealizar aquello que solo ha vislumbrado, adornándolo de hermosas cualidades, siendo lo más frecuente después al percibirlo en su totalidad, quede desilusionado al comprobar que su imaginación había superado en mucho al original, todo esto viene a cuento de lo que a mí me ocurrió al conocer la serie que voy a comentar: El Espadachín Enmascarado.
Había tenido, hace ya bastantes años, ocasión de ojear superficialmente los primeros cuadernos de esta serie y como consecuencia de todo ello había llegado a la conclusión de que El Espadachín Enmascarado constituía un magnifico tebeo, auténticamente innovador en el campo de la aventura.
Conocido el producto en su totalidad, la apreciación no podía haber sido más correcta, pues en escasa ocasiones he visto una utilización más correcta del lenguaje de la historieta, con un guión que aún que parece realizado por una persona procedente de otro medio, en esta caso el literario, ha sido capaz de adaptarse al cambio y hacer uso de los recursos propios de la historieta, que en ocasiones podrán ser más o menos eficaces que los de la literatura escrita, pero son en todo caso distintos.
El responsable número uno de la serie, no es ningún desconocido ni un recién llegado al medio, sino un hombre con un largo hacer en este campo, y uno de los más prestigiosos autores nacionales, creador entre otras serie de la mítica saga de El Guerrero del Antifaz.
Dicha saga significó la consagración de su autor y la aparición de un nuevo concepto, en la historieta de aventuras en nuestro país. Además, y es lo que aquí más nos interesa, significó el inicio de una evolución en su autor que, a lo largo de sucesivas series de este y otros personajes, se consagró como un hábil narrador.
En el Espadachín Enmascarado Gago nos ofrece apabullantes lecciones de asignaturas tan elementales como, por ejemplo, planificación y montaje, pero el acierto definitivo, lo que la convierte en algo especial es que consigue integrar esta suma de referencias en un cómic. Estamos ante un trabajo en el que lo fundamental es precisamente el desarrollo perfecto de una narración en forma de cómic. Gago, crea sus propias reglas en cada trazo. El rasgo característico de Gago es su enorme personalidad, lo exageradamente reconocible de su huella.
En definitiva, encontramos en el Espadachín Enmascarado algunas de las cosas por las que vale la pena ser aficionado al cómic, todas ellas, por otro lado, constantes en la obra de Gago, que son fuerza gráfica y calidad narrativa, consagradas ambas a la culminación de la aventura.
Quienes han querido darle un excesivo significado político y moral a la más celebrada obra de este autor: El Guerrero del Antifaz, silencian otras (El Pequeño Luchador, Purk, El Hombre de Piedra o la que nos ocupa) que al igual que ella son, ante todo, una narración épica, y, ante todo, una narración visual.
Quizá lo más admirable en Gago era su asombrosa capacidad de síntesis, tanto en la síntesis guión-dibujo como la capacidad de transmitir gran cantidad de ideas en muy pocas de imágenes.
Lo más notorio es el realce del protagonismo que la imagen ha de tener en todo tebeo, no siendo sustituido por diálogos, es a través de la imagen que se trata de expresar todos los sentimientos, destacando así las posibilidades que el montaje y la misma viñeta le ofrecen quedando los diálogos como apoyo a unos dibujos totalmente adecuados a lo que se nos está contando
Siempre he considerado que el abuso de textos de apoyo o el uso de diálogos hipertrofiados y superfluos no es más que la constatación de que el autor no ha sido capaz de comprender que la historieta, o narrativa dibujada, es un medio autónomo, con unas posibilidades y unos limites propios muy distintos a los de otros medios de comunicación y que desconoce, en consecuencia, el ABC del medio que utiliza. Quizá haya gente que considere discutible esto o que incluso afirme que la calidad de un tebeo viene dada ante todo por su calidad literaria, pero en lo que supongo que todo el mundo está de acuerdo es en que si un autor nos obsequia con unos enormes diálogos, estos han de tener una mínima calidad y no estar repletos, como no es este el caso, de malísima literatura.
- Una voluntad narrativa decididamente popular, nada trascendente. En este último punto creo que pocos han llegado a cotas tan altas como las alcanzadas por él.
Por lo considerable de su obra, por haber creado personajes que traspasan fronteras físicas y cronológicas, sentando las bases de un modo de dibujar su trabajo se inscribe por derecho propio en la Historia del buen Cómic.
A vuelapluma:
El Espadachín Enmascarado.
Como ya he dicho, he vuelto a leer la reedición de El Espadachín Enmascarado que en su día realizó Editorial Valenciana, una de las mejores creaciones del malogrado Manuel Gago.
Indudablemente es ésta una de las mejores colecciones de la década de los cincuenta y quizá de la historia de la historieta española. Se trata de una obra a la que el tiempo ha hecho poca mella, por la simple razón de que se sustenta sobre una historia y un guión de calidad. Ello nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta: ¿Es El Espadachín Enmascarado una obra maestra?
Basándonos en los parámetros señalados por la publicación El Wendigo y que resumen como sigue:
El termino OBRA MAESTRA aplicado a un cómic ha de reunir, como mínimo, los requisitos siguientes:
Ø Una buena historia
Ø Un buen guión
Ø Una buena realización gráfica en sus dos vertientes:
Narrativa
Estilística
ØPerfecta conjunción entre texto y dibujo
ØQue sus imperfecciones sean tan evidentes y/o geniales que rompan moldes y marquen pautas a otras obras posteriores
Por último no se puede olvidar lo que verdaderamente representa la palabra MAESTRO/A. Significa, entre otras acepciones la de educador, instructor, orientador, profesor, guía, ejemplo, etcétera. Y en el caso del cómic, que es un lenguaje verbo-icónico, debe conseguirlo en sus dos apartados texto y dibujo.
Esta es la definición, como ya hemos dicho, del Wendigo para poder definir una obra maestra. Así pues intentaré analizar la serie que nos ocupa bajo esos parámetros.
El ANÁLISIS
Si analizamos cada uno de los apartados en que el Wendigo divide el término, resulta evidente que si no nos encontramos ante una obra maestra, es lo que más se le asemeja, especialmente en los apartados Historia y Guión, incluso en el apartado Diálogos y Textos de Apoyo, por la sencilla razón de que si no son sublimes sí son buenos y sin duda la obra de Gago, sirvió como espejo a otros autores.
EL DIBUJOAlgo que haya dibujado Manuel Gago es muy difícil, aún en sus momentos más bajos, se le pueda poner peros en las dos vertientes de narración y estilo. Conozco casi toda la obra de este dibujante, al que considero un autor capaz de llevar a buen puerto cualquier trabajo y especialmente los llamados de capa y espada.
MATICEMOSA poco que se quiera entrar en análisis nos encontramos, en que sus mejores viñetas, son las que describen enfrentamientos físicos, carreras, en una palabra acción. Son unas viñetas que firmaría cualquiera de los grandes dibujantes de la historieta. Es un trabajo con personalidad, es un producto notable, destacable y capaz de crear escuela y de hecho creó secuela. Y que decir de aquellas otras en la que no existe acción, los personajes siguen teniendo vida, movimiento. Esta afirmación es plenamente contrastable en cualquiera de los tebeos de la serie.
Las viñetas de Gago tienen vida, pobladas por personajes con entidad. Ampliando el análisis a los personajes femeninos, nos hallamos ante una sucesión de mujeres con entidad, con personalidad, capaces de transmitir emociones.
¿Es esto un ejemplo de maestría? Cuando menos se le aproxima mucho.
Debo insistir en la necesidad de situar a Manuel Gago donde se merece, reconozcámosle una gran capacidad para realizar un trabajo, hecho con talento, que resulta sumamente gratificante.
LO NARRATIVOImagen y palabra se complementan, lo que significa que ninguna de las formas expresivas está de más. No nos encontramos viñetas en las que las palabras escritas digan una cosa y las imágenes otra.
EL GUIÓN
Una de las grandes bazas de la serie es el guión. Habrá quien aduzca que no es cosa del otro mundo pero al menos contiene una serie de elementos que consiguen mantener el interés del lector. El mayor acierto del guión es conseguir que una historia de la época en que fue escrita haya superado los 50 años que nos separan desde su creación.
CONCLUSIÓN
¿Es una Obra Maestra el Espadachín Enmascarado de Manuel Gago? Quizá no lo sea, pero cómo ya he señalado, en lo que más se le parece, cuando menos en sus ciento y pico primeros números y no hago esta afirmación por nostalgia de una niñez perdida.
Manuel López
Podemos descargar los 24 primeros ejemplares de la colección escaneados por nuestro buen amigo Allerastur en la
Charlycueva