miércoles, 13 de febrero de 2013

La Risa, revista de humor. Tercera parte

A partir del número 74, Martínez Osete, (uno de los dibujantes más admirados y queridos por el mundo de la historieta posbélica, un creador humilde que llenó de felicidad a miles y miles de lectores de nuestra piel de toro), se hará cargo de Nicomedes Camueso y Nicrostato Mochales y de Bob-Ayna y Pat-Acon, con guiones de Bech y propios. Hay buena comunicación entre ambos, casi se complementan, hay momentos en las historietas en que se reconoce el humor de E. Boix, sobre todo en la resolución de algunos gags.



Asombro en la ruptura de la técnica a las que hasta ahora Martínez Osete nos había permitido asomarnos, con la incorporación de un estilo cercano al de Emilio Boix en un ejercicio de permanente experimentación. Muestra palpable de la capacidad de Martínez Osete de sobrepasar sus propios límites, y largamente. Muestra de su indudable multiplicidad.

Multiplicidad en las infinitas variantes que introduce a su grafismo y que ha sido una constante y es sello inconfundible de su obra.




Según los cánones debería ser la resolución a estas líneas, pero podemos anunciarlo ya de buenas a primeras: el trabajo de Martínez Osete, están a la altura de su predecesor, te brinda a los personajes como amigos ya conocidos, con historias que progresan, crecen y explosionan en un mundo de papel y tinta.

El salto evolutivo de Martínez Osete, fue enorme, sus páginas (siguiendo las pautas marcadas por su antecesor) son una sucesión disparatada de gags.

Nicrostato Mochales, por ejemplo, se acentúa, si cabe, como el personaje catas-trófico que es, en sus historias los porrazos, tor-tazos siguen abundando por doquier, provocando la diversión del lector.


Martínez Osete fue un digno sucesor de Emilio Boix y no solo en el semanario, sino en otras publicaciones de la Editorial Marco, entre ellas la de Hipo Monito y Fifí.



Mitos de Papel. "La Risa Infantil"

Ciertamente nos resulta difícil deslindar el primer gusto por la lectura del descubrimiento de los tebeos.

Para sus detractores, es fácil constatar que es muy difícil (por no decir imposible) encontrar en los tebeos la prosa de un Delibes, un García Márquez, un Borges o un Cela, por poner sólo ejemplos indiscutibles. En los tebeos hay que buscar otra cosa.

La función social de la historieta es el entretenimiento, la recreación, que el lector satisfaga su ansiedad de ser motivado para gozar en forma fácil y sin complicaciones, de una evasión temporal de las permanentes presiones del trabajo, el estudio y la disciplina social.

La historieta de posguerra, ha sido el eco de la inquietud vibrante de una clase social que no tenia forma de expresarse; la interpretación de sus sueños y esperanzas; la risa espontánea y sincera de quienes buscaban una luz y una satisfacción mínima en medio de su existencia llena de angustias".

La fascinación que nos producían aquellos tebeos, el hipnotismo que esas mismos tebeos nos construían, facilitaron que, ni por un instante, nos cuestionáramos las carencias que padecíamos

La Risa es una de aquellas muchas publicaciones que, en una época de penurias, nos ofreció un humor alegre y desenfadado. Su lectura se transformaba en un extraordinario antídoto contra la desmoralización y la desesperanza.

Errantes, solitarios y desconfiados pasean, hoy, los antiguos tebeos, sin ningún oído que les escuche, y eso pese al esfuerzo que realizaron por ofrecernos horas y horas de divertida evasión.

Hoy vivimos en una sociedad, "en la que tener una opinión formada es repetir la última reseña transmitida por cualquiera de las revistas del medio.

Toda esta actitud posibilita que hasta surjan nuevos publicaciones que no son sino más de los mismo. Aprender a ser críticos, se ha convertido en una sutil manera de defender el más puro relativismo; en el fondo de cualquiera de las publicaciones de este estilo subyace la idea de que nada es verdadero o falso de manera absoluta; todo depende del punto de vista de cada uno.

¿De que se habla en la calle? Pues incorporemos un correo de los lectores. Así funciona los mass media. Da igual que el tema elegido sea los superhéroes, el manga o el tebeo europeo. Todo es opinable. Montar un correo de este estilo es fácil: basta invitar a escribir a los lectores, que unos defiendan y otros ataquen

Si vivimos en sociedades dónde crece la subjetividad, y con esta crece la necesidad para muchos individuos de reafirmar y mostrar su identidad, dando a conocer por correo sus gustos y sus fobias. No nos debe extrañar que triunfe los tebeos del "star system ".

Los tebeos de superhéroes, son un discurso envuelto, envasado y etiquetado de forma apetecible.

El tebeo de producción española ocupó en aquellos años un lugar de honor poniendo al alcance de todos los bolsillos materias tan impagables, en época de escasez, como ilusión y entretenimiento cultura. Y si nos apuran, incluso, cultura.

Durante más de dos décadas, la historieta autóctona gobernó en silencio los hábitos culturales de millones de españoles".

Por eso nos hemos remitido a uno de esos tebeos, a modo de recordatorio, donde nos remiten esas imágenes... El desconocimiento de nuestra historieta, a falta de un estudio serio, es evidente. Otro problema, extrapolable a todo el estado español, es el desconocimiento de lo que significa la historieta. Se suele clasificarla como un producto para niños.

La Risa no fue una publicación exclusivamente infantil, fue leída por todo tipo de público, desde niños, adolescentes, adultos, hombres y mujeres.

La Risa tenía un toque de simpleza e imaginación que en vez de impactar, seducía. Esta es la clave. Que no haya estridencia, la fascinación proviene de la sencillez.

No hemos pretendido hacer erudición en estas páginas sobre La Risa Infantil, porque no somos estudiosos del tema, sí somos "degustadores".

¿Pero a cuento de qué os contamos todo eso?, nos da igual que estéis de acuerdo no, pero queríamos describir algo que vivimos intensamente.

En resumen, fueron significativas la cantidad y calidad de muchas de las revistas de humor que se publicaron en esos años.

Confundir al lector

En estos momentos el tebeo es el único medio de comunicación de masas que ha dejado de serlo para convertirse en minoritario, desplazo de las prioridades infantiles y adolescentes por la televisión, la consola o por cualquier otra cosa. En los últimos años el tebeo ha sufrido una notable transformación, desapareciendo prácticamente de los Kioscos, es el gran marginado de los mismos.

Por ello haciendo una valoración del pasado, con algunas especulaciones sobre el momento actual de los tebeos, nos encontramos que en los años cincuenta se consolidó una puerta de ingreso al mundo del tebeo y un filón para las editoriales, que marcó a toda una generación de lectores y autores. Con un importantísimo auge del formato revista que se multiplican como las setas. Los cuadernos de aventuras pasaron también a ser familia numerosa. En la actualidad, la familia numerosa esta conformada por las revistas y fanzines especializados, de breve vida en la mayoría de los casos, como si los pocos lectores de tebeos que quedan se hayan convertido en expertos críticos del medio. Se publican páginas y páginas con estudios y opiniones en las que, en la mayoría de los casos, es imprescindible lo que les gusta y porquería todo lo que nos le va, confundiendo así al lector, especialmente al neófito...

Hablo también de lo que me gusta, este es el criterio y quizá este sea uno de miss puntos débiles en el que se puedan aferrar esos que siempre critican la que otros hacen.

Pero pensamos que existe una diferencia básica entre de lo que yo hablo y muchas de esos escritos, y es la de que yo no puedo confundir a lector alguno, ya que hablo de unos tebeos que, desgraciadamente, ya no se publican, ello no es óbice para que sea plenamente conscientes de que el tebeo ha pasado la infancia y la adolescencia en el siglo XX, llegando a un cierto grado de madurez. No, no me he quedado anclado en el pasado, pero esto no quiere decir que no se pueda hacer una valoración de éste. Yo, intento una reflexión sobre el aspecto creativo y temático de los tebeos de mi infancia.

Manuel López





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