lunes, 29 de agosto de 2011

Nené Estivill (3). Evocando el imaginario de la infancia


Evocando el imaginario de la infancia

Las circunstancias sociales de aquella España contribuyeron a la popularización de los tebeos. Nuestro país acababa de salir de una guerra que dejó maltrecha la sociedad civil. La pobreza fue realmente la única vencedora de la guerra, una pobreza que persiguió, si bien de manera desigual, a unos y a otros durante muchos años y que constituyó, al fin y al cabo, la mejor arma para mantener oprimida a la población. Los tebeos se convirtieron en un producto de masas. Debemos recordar que en aquella época sólo existía el cine, la radio y la prensa para pasar el rato, y los tebeos fueron recibidos como un maravilloso mundo de dibujos y colores, de fantasía y de humor, es decir, como un medio de evasión único, sólo comparable con el cine.
Cuando yo evoco lo que es el imaginario de mi infancia, las primeras imágenes que me vienen es el lugar que denominábamos El almacén de las peras, un descampado al que íbamos para jugar al fútbol, era un lugar de encuentro de la chiquillería del barrio que conseguía salir de sus calles y acercarse allí donde teníamos un lugar de esparcimiento. Quiero dejar claro que no tengo ninguna sensación de nostalgia de las duras formas y condiciones de vida que me tocaron vivir en los años de posguerra.
La escalera del Quicu fue otro de los puntos neurálgicos de mi infancia, allí nos reuníamos un grupo de amigos y allí pasábamos muchas tardes leyendo tebeos. Desde aquella época (han transcurrido más de cincuenta años) nunca me ha faltado un tebeo abierto a la lectura.
Como la memoria es corta, ya casi nadie se acuerda de que hace más de cincuenta años y de una forma continuada cientos de dibujantes, anónimos para el lector actual, llenaron con su trabajo cientos y cientos de páginas de historieta.
Hemos de seguir reivindicando a nuestros clásicos, un tema del que queda mucho por hablar, porque muchos de ellos, de los que aún viven, lo hacen en condiciones muy precarias.
   ¿Cómo reivindicarlos? Un articulito como éste de nada sirve. ¿Tal vez recuperando una parte de su obra, dedicándoles exposiciones y mesas redondas en salones y jornadas, investigando su trabajo en revistas especializadas?
Queda mucho por hacer, pero sólo si empezamos a andar recorreremos el camino. Con ellos nació (y también murió) una forma de crear historieta. Para muchos es un arte menor, poco más que un conjunto de dibujos ocasionalmente acompañados de un texto. Sin embargo, la historieta de los 40/60 no sólo es un reflejo de aquella realidad, una forma de manifestación que poseyó un lenguaje propio, también es una herramienta para entender aquella realidad.
 Cuando me decidí a escribir sobre Nené Estivill, ese era un autor del que quería hablar hace tiempo. Pienso que se adecua porque la idea es que este es un espacio onírico, un espacio de la memoria. La memoria es impalpable, intangible y pensamos que eso se adecuaba a la idea del espacio vacío. Incluso, ese espacio vacío es donde uno puede imaginar, recordar, recrear, se da más que como una idea material.
La personalidad de su trazo convirtió a este dibujante y humorista en uno de los creadores más originales del país.
Es mi sincero deseo, que estas personas que han dado su vida entera, quemándose las pestañas en un tablero de dibujo, para que muchas personas que tuvieron que vivir las desgracias de aquellos grises años en éste país no queden relegadas al más absoluto olvido.
Obras maestras de la historieta, iconos populares de generaciones anteriores hoy son en su mayor parte papel mojado a quienes la injusticia de la historia les ha pasado por alto. No existe un “depósito” de fácil alcance donde al menos se pueda acceder a ellos, el equivalente si acaso a un museo periodístico (al menos yo no lo conozco).
¿A quien le interesa hoy día investigar sobre nuestra historieta clásica? ¿A quien le interesa la vuelta a las viejas páginas repletas de acción o de humor? Es una pregunta difícil de responder, sobre todo si se tiene en cuenta que la memoria no esta de moda.
La estrechez  visión  del lector  y el editor de hoy no llega más allá del momento en que esos lectores empezaron a leer tebeos. Se ha olvidado que el medio no empezó con el lector de hoy, sino mucho antes, y que ya se habían explorado historias, conceptos, recursos y personajes a conciencia y a placer. La historieta ya no tiene historia porque ha olvidado a sus maestros.
Con Agamenón, Nené Estivill se destacó como uno de los autores más interesantes del aquél colectivo de autores que tomaban el relevo de la generación anterior, con unas inquietudes temáticas propias y un estilo mercadamente personal. Desde un perspectiva de exageración de los tópicos, su autor consigue una más que interesante historieta. Personajes de este porte ya  no existen: han sido fagocitados por la civilización. Tampoco existen las reglas de juego con que se movían estos personajes, que pueden ser tildados de ingenuos en un primer golpe de vista. Lo que si sobrevive en nuestra sociedad actual es el nivel de primitivismo de algunas reacciones. Las sociedades han evolucionado, los seres humanos no.
Las historietas de Nené Estivill son de lectura muy recomendable y permite abrirnos a las miras de unos tebeos aún próximos a nosotros pero con peculiaridades diferenciadoras al tebeo actual.

Manuel López



domingo, 28 de agosto de 2011

Nené Estivill (2). Historietas olvidadas

Historietas Olvidadas

En los anaqueles de bibliotecas, en las manos del tiempo, duermen historietas olvidadas. Dibujos,  textos… ya muy poco visitados por los lectores.

No resultan infrecuentes las historietas geniales pero poco apreciadas, e incluso desconocidas, que por estar fuera de sincronía con los gustos de su momento, o con la disposición de sus contemporáneos para apreciar su diferencia. A veces el efecto es sutil y no implica el desdén o el destierro sino la mera incomprensión por el escaso acuerdo con las definiciones de narrativa grafica vigente. Ello propicia que se lea como algo que, acaso, no son. 

Estas historietas, especialmente atractivas por su cercanía, de los últimos cuarenta o cincuenta años, porque todavía es posible imaginar el contexto en el que aparecieron, asombrase por la persistente ceguera de Ediciones B, porque  esas historietas  no  tienen sucesores: porque las “grandes corrientes del cómic” van por otro lado, y acaso su singularidad, entonces, sea irrecuperable. Uno de los casos más flagrantes es la de Agamenón de Nené Estivill, que no ha merecido una reedición. Las historietas de Agamenón merecerían rescatarse del olvido, reeditarse…
Las historietas de Nené Estivill, finísimo paladín del humor, se asoman a la faceta más ridícula de los tópicos de la vida rural. La cotidianeidad en que se desenvuelven sus personajes, seres en que el lector reconoce de inmediato como corrientes y familiares.
Destapa de manera entretenida- la interioridad tantas veces secreta y siempre absurda de ese problema sin resolver que es nuestra curiosa especie. Cínico, malévolo, con su dosis exacta de sadismo –en el cual parece deleitarse-. Nené Estivill consigue que, desde las primeras historietas, la atención del lector quede prendida hasta llegar al final sorprendente de la peripecia de cada una de ellas... y vuelta de nuevo a comenzar. 

Nuestra historieta tiene una historia y en el conocimiento de esa historia radica la llave que permite entender la historieta actual.

Me parece injustamente olvidada la historieta humorística realizada durante los años 40/60 ya que muchos casos siguen estando vigentes pese a los años transcurridos.
Creo que hay en la historieta una especie de manía por lo que está de moda o es políticamente correcto en el momento. Se leen ciertas cosas porque queda bien leerlas. Yo no sabría decir si esto es propio de la cultura española. Parte de la culpa de esto la tienen los editores. Están buscando la novedad, y no se dan cuenta de que la historieta de humor de los años 50/60 es enormemente rica. Se olvidan de ese tesoro inestimable que tienen detrás.
Si yo pudiera hablar con los editores, les diría que podrían hacer una excelente colección con autores injustamente olvidados. Hay muchas historietas que pueden tener una circulación limitada en algunos sectores, pero si se piensa en los lectores en general la cosa es muy distinta”.
No son los lectores sino las épocas (esto es, los lectores de hechos, no de historieta) los que envían al desván las historietas que en algún otro momento fueron notorias. Una época las encumbra, otra las olvida, otra puede aún volverlas a contemplar.
La justicia es caprichosa y su esencia es el derecho a ser injusta. Hasta que los ejemplares sobrevivientes se vuelven  clásicos. Son  las injustamente olvidadas  porque eran muy buenas y ahora para que vuelvan hay que desenredarlos de los anaqueles del olvido.
País amnésico, se diría, es el nuestro. Tal vez no difiera demasiado de otros, tal vez incluso estemos mejor que otros, pero cuando uno ve la manera en que en otras culturas se cuidan las obras de sus creadores, y se compara con el abandono en que dejamos a las nuestras, no se puede menos que sentir pena.
De ahí que sea posible hablar de obras completamente olvidadas que esperan que alguien se acuerde ellas. Y no me refiero a autores menores, sino a autores realmente valiosos, que en cualquier otro país ya contarían con sus buenas reediciones. Pienso, por ejemplo, en la "generación del '40", y quizá más injustamente aún, en los historietistas que surgieron en los 60, que conformaron un grupo sin parangón en la historieta española de la época. La lista de autores olvidados es enorme. Creo que la explicación de esto tiene que ver con un proceso que se ha acelerado en los últimos años, asentado básicamente en la tremebunda invasión de Superhéroes y Manga que padecemos.
Sin embargo, si nos acercamos a la historieta de esos años, no podremos menos que sentirnos fascinados por unas historietas sostenidas por un doble registro: la necesidad de narrar, en clave de humor y la necesidad de sentirse vivos.
El tema de los "desencuentros" entre la historieta que se hizo en esos años y la que se hace actualmente no es nuevo: sin ese desconocimiento no se producirían los "descubrimientos" de obras y  autores, quiero decir, las reediciones de autores olvidados o poco conocidos que  sorprenden a críticos y lectores cuando aparecen. Sucede que hay historietistas que uno frecuenta o disfruta, y que por una u otra razón no están ocupando la escena o no forman parte de lo que a los críticos les interesa reseñar.
Un nombre que me parece que ha desaparecido del campo de atención de la crítica y de los lectores en general es el de Nené Estivill, con una obra de primer nivel que tiene personajes como La terrible Fifí y Agamenón.  
En la Editorial Bruguera confluyeron varias generaciones de dibujantes. Ambas trajeron a la revista sus propias ideas y obsesiones. Mientras tanto, dieron acceso a una nueva generación que convivió con ellas y que llamaron a la puerta de la Editorial lo que comportó, como espacio propicio,  la expresión de estas nuevas presencias generacionales. El relevo generacional implica el acceso significativo de nuevos nombres y edades a la Editorial. Nené Estivill forma parte de esos nuevos nombres que se incorporaron a la Editorial en la década de los 60.
Lejanos quedan ya los tiempos de la primera aparición de Agamenón en la revista Tiovivo. Dibujos y palabras se daban por fin la mano para un objetivo común: entretener.
Nene Estivill nos presenta con Agamenón, una colección de historietas que redefinen el concepto de entretenimiento historietistico alejándole de los insípidos cánones de del tebeo infantil a través de la observación satírica de las costumbres de la sociedad rural. Agamenón posee todo lo que uno espera de una historieta: una sabrosa premisa, una escalada de situaciones hábilmente coreografiada y aderezada de slapstic, geniales personajes secundarios y el gusto impecable por el absurdo. Todo ello puesto al servicio de una historia cuyo tema central son los aspectos  de la vida comunal de una pequeña localidad un tanto reacia al progreso tecnológico y social. Una historia en la que uno enseguida se percata de que nos encontramos ante un palpable y encomiable homenaje hacia aquel tipo de vida rural. Mediante un juego de situaciones y personajes, Nene Estivill utiliza el surrealismo como aspecto doméstico, coloquial y costumbrista.
No es malo conocer nuestro pasado. En el caso de la historieta española, hay, como en todo, buenas y malas historietas, pero el rescatar unas y otras me parece estupendo. No podemos renegar de nuestra historia, y yo no lo hago. Las historietas españolas de hace 60,50, 40, 30 o 20 años merecen todos mis respetos.                    

   Manuel López                                                            

viernes, 26 de agosto de 2011

Nuevo blog dedicado al Guerrero del Antifaz


Debemos congratularnos por la aparición de un nuevo blog dedicado a nuestro personaje favorito, El Guerrero del Antifaz.
El nuevo blog está gestionado por Antonio J. Delgado García, al que animamos a seguir trabajando para dotar de todos los contenidos que le sean posible al nuevo sitio web. Gracias a iniciativas como esta poco a poco vamos llenando el vacío que existía en la red sobre el famoso personaje.
Paso a colocar en la columna de la derecha el famoso casco ¿ves como te lo terminaba devolviendo Antonio J.? que servirá de enlace permanente al citado blog.

jueves, 25 de agosto de 2011

Nené Estivill, autor de Agamenón y la Terrible Fifí


Memoria sentimental en blanco y negro

“Nené Estivill”
En 1957, dos años después de su salida de las cadenas de montaje italianas sale el primer 600 fabricado por Seat. En 1956 se había aceptado la primera petición para este coche, pero la demanda se desborda. En 1958 el plazo de entrega previsto es de cuatro años. En 1960 el plazo de entrega es de "tan sólo" un año. El 600 fue sin duda algo que cambió a España. El cambio de mentalidad que supuso este coche fue cósmico. Sin duda alguna el 600 fue uno de los logros del anterior régimen y, también sin duda alguna, el 600 contribuyó a anticuarlo. La gente se sentía más libre, viajaba más, salía al extranjero, el español perdía parte de sus complejos de paria, y empezaba a pensar que tampoco éramos tan diferentes.

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS
Nostalgia, recuerdos, vivencias, descubrimientos, curiosidad. Tal vez por eso nunca mueran. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Son los años 60
Mujeres con pantalones de campana o faldas cortas. Hombres con el pelo largo. De ellos fueron los años sesenta.

Del Pop y del arte, de Los Beatles y los Rolling. Todos ellos, con sus movimientos, hicieron los sesenta. Todo eso y los seiscientos, los primeros televisores en blanco y negro. Esos años, los sesenta no volverán.

La juventud en los años sesentas se identificó por su necesidad de divertirse, de identificarse con una moda de vestir y por su fuerte deseo de salirse del esquema y provocar un tremendo cambio social, dejando cada vez más atrás el hábito de los tebeos. Nuestra mente estaba ocupada en otros menesteres tales cómo pedirle a menganita si quiere venirse al cine el próximo fin de semana.  Atrás iba quedando la vieja España que contó tan solo con unas pocas hadas bondadosas: tres de ellas, quizá las más capaces de traer alivio al desconsuelo y el hastío de tantas horas, fueron la radio, el cine y los tebeos.



La radio, el cine y los tebeos como referencia inmediata para sobrevivir. La influencia de los autores de esos años en los autores actuales, es tan rica como inconfundible. Eran unos autores, que tenían lo que había que tener con talento, humor, sencillez, ternura y una melancolía sana para que  la tristeza de  la realidad  imperante, fluyera con sinceridad sin aburrir


Uno de esos autores fue Alejandro Santamaría Estivill, más conocido como Nené Estivill (Pontevedra 1926), creador de personajes como: Cañete Camarrón, El malvado Dr. Cianuro y su ayudante Pandero, La Terrible Fifí y Agamenón.


Fifí y Agamenón dos de los más importantes y carismáticos personajes de la historia de la historieta de humor en nuestro país. Estivill, como todo genio y como todo innovador, quizá tendrá sus detractores. A ellos, si leen estas líneas, les recomiendo que cojan cualquiera de las historietas de Agamenón o de Fifí, y que la lean con detenimiento, puesto que, lograrán captar uno de los humores más inteligentes de nuestra historieta posbélica, son unas historietas realizadas con una ironía atroz. Destaca en la obra de Nené Estivill, el gusto por la cuidada ambientación, sumamente exquisita.

Agamenón
Agamenón es un mozo brutote y bonachón, un tanto cerril, gran comedor, fuerte y duro. Sus historietas reflejan, con cierto romanticismo, una España campesina que fue desapareciendo poco a poco, con la emigración progresiva de los pueblos a lo largo de los años sesenta.


La terrible Fifí
Fifí es una niña mala con premeditación y alevosía, tremendamente inteligente y astuta, perteneciente a una familia de la burguesía acomodada. Las historietas de Fifí hacen gala de una descomunal mala uva. Escudándose en su condición de “niña indefensa” logra siempre evadirse del más que merecido castigo.
En el mundo de la historieta hay personajes cuya fama excede a la de su propio creador, personajes que por una u otra causa parecen cobrar vida propia. Este es el caso de La terrible Fifí y muy especialmente de Agemenón. Sus historietas resultan sorprendentemente frescas y dinámicas, teniendo en cuenta los años de evolución plástica que nos separa de ellas. Pero el talento narrativo y gráfico de Nené Estivill mantiene vivo el producto, incluso tantos años después. Sus páginas demuestran un nivel de talento gráfico supremo (incuestionable) y una imaginación deliciosamente divertida.
Nené Estivill trata con valentía el medio, a través de una penetración cargada de vitalismo con pinceladas de cariño y toque creativo. El modo y la vehemencia con que afronta su compromiso con la viñeta, son factores decisivos a la hora de comprender la personalidad de este autor, un historietista en el más puro ejercicio del término.

Son unos recursos que pasan desapercibidos por estar sabiamente utilizados son los que marcan la diferencia entre los historietistas del montón y los historietistas de altura, de verdadera raza. Nené Estivill, por su creatividad y originalidad en todos los aspectos, destaca por encima de la media. El tebeo ha entrado en una dinámica sin el atractivo y la capacidad de seducción del tebeo hoy llamado clásico, que más que convencer a cientos de miles de lectores, los ganó y los reclutó para su causa como si de cruzados se tratara, merced al buen hacer de aquellos autores. Quiero invocar desde las tinieblas del olvido a Nené Estivill y ojalá sirviesen estas líneas para divulgar el papel que le corresponde a este artista dentro del mapa de nuestra cultura popular (historieta)

Manuel López

viernes, 19 de agosto de 2011

Hotel Dorado, un estudio homenaje a los personajes de 13 Rúe del Percebe.


Si hace unos días escribíamos unas líneas referidas al libro Entre la Media luna y la Cruz de Juan Ramón de Luz, inspirada en El Guerrero del Antifaz, hoy vamos a hacer lo propio con otra obra basada en otro no menos conocido cómic; 13 Rúe del Percebe. El libro en cuestión es Hotel Dorado de Alberto Gimeno.
Alberto Gimeno nos da a conocer en esta novela el pasado y las motivaciones de los principales protagonistas de la popular historieta.  Algunos de estos personajes son en algunos casos, una parodia de la misma parodia. Gimeno  los retuerce,  los humaniza y nos los presenta con una profundidad que no conocíamos, puesto que en las viñetas originales cada uno se limita a interpretar su chiste con el que nos hace sonreír, pero que debido a la propia naturaleza de inmediatez del chascarrillo nunca se había planteado  el trasfondo de estas actuaciones.
¿Por qué se comporta de la manera en que lo hace cada uno de los personajes? ¿Cómo llegaron al edificio? ¿Qué relaciones existen entre ellos? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Por qué todo el mundo aguanta los “engaños” del tendero y sigue acudiendo estoicamente a la tienda? ¿Por qué hay un individuo viviendo en la alcantarilla?  Estas y otras preguntas se resuelven en el relato.
A pesar de convivir en el mismo edificio, cada uno vive su vida en compartimentos estancos, con una casi nula relación con los demás personajes en el tebeo. Por ello era necesario un hilo conductor, un lazo de unión entre la variopinta fauna que ocupa el inmueble para contar la historia que Gimeno nos presenta. Tal nexo no es otro que Walter, un americano en viaje de negocios, que por casualidad viene a parar al famoso edificio donde queda atrapado por diversos motivos y donde además, dejándose llevar por los acontecimientos, termina interactuando con la mayoría de los moradores del bloque.  
El sastre es tan incapaz e inútil como en el comic. La solterona amante de los animales es mostrada exageradamente puritana y con ciertos problemas derivados de su olor corporal, el ladrón de poca monta tiene vinculación con el caradura de la azotea que sortea a los acreedores con descaro. El veterinario nos cuenta sus inverosímiles aventuras a la vez que también hace de médico cuando es necesario. Uno de los principales papeles está reservado a la dueña de la pensión, cuyos impersonales inquilinos en el comic, están en el libro dotados de personalidad, cada uno con sus propias inquietudes, con su propio pasado, pero estableciendo entre ellos una especie de camaradería derivada del padecimiento compartido por haber convergido, cada uno por diferentes circunstancias, en aquella mísera pensión. Otros personajes capitales son la madre de los temibles trillizos quienes constituyen una nota de humor en medio de tanta miseria, y la hermana mayor de los mismos, quien se enamora del protagonista, Walter.
La acción se desarrolla en la Barcelona y por extensión en la  España de los años sesenta, con lo que ello conlleva. El libro retrata a la sociedad de la época acertadamente, destacando la pobreza, el sometimiento, el miedo y la esperanza.
En definitiva, una novela muy aconsejable, no sólo para los seguidores de 13 Rúe del Percebe, sino también, por su calidad intrínseca, para cualquiera que disfrute con una buena lectura como la que Hotel Dorado nos proporciona. Nunca volveré a ver a la famosa creación de Ibáñez con los mismos ojos que antes.
                           Francisco Ibañez, el "arquitecto" del  edificio.
                                    Una curiosa maqueta.

 Enlaces recomendables:

viernes, 5 de agosto de 2011

Tertulia. Coleccionismo de tebeos.







Un placer, disfrutar durante dos horas de una sumamente interesante charla sobre tebeos mantenida por Eduardo Hernández, Santiago Luis Gonzalo, Rafael Castillejo, Jesús Duce, Adolfo Gracia y como moderador Dionisio Platel autor del blog El rincón de Taula, de donde procede el mismo.
 

jueves, 4 de agosto de 2011

VOTO A BRÍOS HOMENAJE A SANCHIS, CREADOR DE PUMBY

Con una de las particulares visiones que del Guerrero del Antifaz hizo Sanchis, rendimos homenaje y le damos nuestro más sentido pésame a la familia del MAESTRO. Descanse en paz.

En el enlace, otras ocasiones en que Sanchis dibujó al personaje de Manuel Gago.

Y en este ontro enlace, Pumby, el Soldadito Pepe y algunos más en Las Fallas.

lunes, 1 de agosto de 2011

Apuntes sobre el libro Entre la Media Luna y la Cruz

La novela Entre la Media Luna y la Cruz no es exactamente una traslación literaria del tebeo El Guerrero del Antifaz. Aunque el argumento principal, algunos de los personajes, varias de las tramas y situaciones del libro son idénticos al comic original, no puede decirse que sea una mera novelización de la historia original. Podemos señalar que el comic es más espontáneo, con mejor sentido del ritmo, aunque también hijo de las circunstancias que rodearon su creación, mientras el libro juega con la visión distante que otorga el tiempo transcurrido desde entonces y está realizado con medios y con el sosiego necesario para un documentado trabajo como el que nos presenta, además de contar con la base de una idea ya llevada a cabo por otro autor.

La primera y notable diferencia con respecto a la historieta es la ubicación histórica de la misma. Mientras la historia narrada en el comic se desarrollaba  a finales del siglo XV (Reinado de los Reyes Católicos), el libro de Juan Ramón de Luz sitúa la acción a finales del siglo XII. Este cambio de época está justificado por la intención del autor de hacer coincidir la época del Guerrero del Antifaz (llamado en el libro Caballero del Antifaz) con el periodo de esplendor de los caballeros templarios y con la famosa batalla de las Navas de Tolosa.
 Mapa de 1189, época en que se desarrolla la acción en el libro "Entre la Media Luna y la Cruz".

Otra importante diferencia curiosa y reseñable es que en el comic los condados de Roca y Torres y la fortaleza de Alí Kan son lugares totalmente imaginarios, mientras en el libro Juan Ramón de Luz  nos precisa geográficamente sitios reales donde ubicar estos emplazamientos. De esta manera el condado de Roca es ahora el Castillo de la Roca del Vallés (Barcelona) y la fortaleza de Alí Kan la ciudad fortificada de Morella (Castellón). 
Condado de Roca
Castillo de la Roca del Vallés (Barcelona)
Morella (Castellón).Fortaleza del Caíd Abú Yahya (Alí Kan)

Al haber situado la acción 300 años en un pasado anterior a la historia original, era necesario también este cambio, por la propia evolución territorial debido a la Reconquista, dado que, según se deduce con la lectura de los tebeos, aunque nunca se indique explícitamente, la fortaleza de Alí Kan se encontraba dentro de los límites del Reino de Granada y el Condado de Roca probablemente en Murcia. El presente mapa elaborado por Fernando Bernabón para el libro “El Guerrero del Antifaz 50 años Tomo 2” de Quirón Ediciones ilustra estupendamente estas localizaciones.

Mapa imaginario

Otra diferencia con respecto a la edición original es el cambio de nombre de los protagonistas. A pesar de este cambio de nombres los personajes son perfectamente identificables desde el primer momento por sus circunstancias y personalidad, casi idéntica en cada uno de los casos a la historieta. El único personaje que cambia significativamente es Leonor (Ana María) que pasa de ser un sujeto totalmente pasivo y resignado, siempre llorando o rezando, a ser una mujer activa, con iniciativa, participativa y valerosa.
El Capitán Rodolfo  (Don Alonso de Bocanegra, lugarteniente del Señor de la Torre de Aguayo) y Ana María (Leonor Fernández de Aguayo, hija del Señor de la Torre de Aguayo).

 Entre las similitudes con respecto al comic destacar varias escenas calcadas de los tebeos; el torneo con la suplantación de los contendientes, la lucha del Guerrero cautivo con los leones, la irrupción en escena de Don Alonso de Bocanegra (Capitán Rodolfo) asestando una flecha con la ballesta a un moro salvando la vida al Guerrero y a Leonor (Ana María)… y la escena más crucial de todas, aquella en la que la madre del protagonista le revela su verdadero origen, siendo ensartada por la espada de Alí Kan al descubrirla.



  












Un aspecto muy importante en que incide el libro es el proceso de conversión al cristianismo por parte del Caballero del Antifaz. Este proceso no se lleva a cabo de la noche a la mañana (hoy me acuesto moro, mañana me levanto cristiano), sino que, tal como siempre hemos intuido, aunque nunca se nos mostrase en el comic, su madre, desde niño le había ido inculcando a escondidas todo lo  que buenamente pudo sobre su cultura y religión, enseñándole incluso a leer y escribir. Todo ello al margen de la formación oficial, militar y espiritual de la que disfrutó como heredero del Caíd. El impacto de la revelación sobre su verdadero origen y el odio hacia quien había creído su padre por haber acabado con la vida de su madre, le provocan dudas existenciales al protagonista, unido al hecho de tener que huir hacia territorio cristiano para salvaguardar su vida.

Aparte de ese poso en el alma del Guerrero del Antifaz, Juan Ramón de Luz introduce un elemento nuevo (que le hubiera resultado imposible si hubiese mantenido la historia en su época original) y es su formación como caballero templario, circunstancia que parece venirle como anillo al dedo a la personalidad del héroe y que influye claramente en su vocación cristiana. El protagonista llega, casi por casualidad, exhausto, cansado y hambriento al castillo-convento de la Encomienda de Gardeny solicitando ayuda. Por diversas circunstancias se queda en aquel lugar donde recibe una dura, exigente y completa formación como caballero templario.
Paralelamente a la historia del Guerrero del Antifaz, a los personajes y elementos conocidos, se desarrolla otra línea argumental donde se nos relata paso a paso los preparativos de lo que desembocará en la gran batalla final de las Navas de Tolosa, con participación activa de los protagonistas. En el libro se nos narra con todo lujo de detalles los pormenores de la decisiva batalla con un carácter didáctico a la vez que presenta rigor documental e histórico. No puedo dejar de recomendar este artículo de Arturo Pérez Reverte sobre la famosa confrontación.
                   Batalla de las Navas de Tolosa

Por tanto, una historia disfrutable por los amantes de la novela histórica y por los aficionados al comic del Guerrero del Antifaz, aunque de estos últimos se puede esperar diversidad de opiniones debido a los cambios sufridos por la historia original.

Todavía no he recibido ninguna respuesta de alguien que haya leído el libro (ni he conseguido encontrar ninguna crítica del libro en internet, si conoceN alguna, indíquenmela para poderme hacer eco en voto a bríos) pero yo personalmente he disfrutado del libro, primero como seguidor del personaje y luego, como lector de novela histórica. No soy ningún experto en historia y el libro me ha hecho interesarme por el episodio en concreto de Las Navas de Tolosa, del cual estoy recabando información en internet.
Y cual sería mi sorpresa al descubrir que los lugares y muchos personajes históricos del libro existieron realmente. Gracias a internet y al extraordinario acceso a la información que nos facilita, he podido disfrutar cómodamente en el sillón de mi casa, investigando sobre todo lo que narra Juan Ramón de Luz en el libro; los lugares citados, los caballeros templarios,etc.
En definitiva, le he sacado bastante jugo al trabajo y  felicito al autor por ello.

Enlace al  grupo de facebook de la novela Entre la Media Luna y la Cruz.