sábado, 28 de febrero de 2009

Exposición homenaje a Ambrós y a Manuel Gago




Levante-EMV, Valencia
Miguel Ambrosio Zaragozá Ambrós y Manuel Gago García son los protagonista de una exposición de homenaje que se inaugurará el próximo 4 de marzo en el claustro de la Biblioteca Central de Gandia. La muestra, promovida por Comicguía. Cuaderno de la historieta en colaboración con la Casa de Cultura de Gancia y el patrocinio del CEIC Alfons el Vell, incluirá 48 paneles de los mencionados dibujates. Está previsto que tras su paso por la capital de La Safor recorra numerosas ciudades de España, según han comunicado los organizadores.

Ambrós, nacido en Albuixech en 1913, es autor de populares series de tebeos, entre las que destaca El capitán Trueno, personaje creado en 1956 y cuya versión cinematográfica ya ha empezado a filmarse. Otras son Chispita, El corsario de hierro o El jinete fantasma.

Manuel Gago nació en Valladolid, pero está considerado valenciano de adopción. Su personaje más famoso es, sin duda, El guerrero del antifaz, que apareció en los quioscos en los años 40 y alcanzó una tirada de más de 100.000 ejemplares. Otras serie importante fue Purk, el hombre de piedra.





Todas las imágenes aquí expuestas proceden de este blog:
http://kraustex.blogspot.com/2009/02/exposicion-homenaje-dos-grandes.html
donde pueden verse el resto de páginas del catálogo.

jueves, 26 de febrero de 2009

Carnaval de Cádiz

El Guerrero del Antifaz de oro





martes, 24 de febrero de 2009

A Manuel Gago


24.01.08 -
Valeriano Belmonte

ALBACETE

Los buenos aficionados al cómic no olvidan fácilmente una fecha: la del 29 de diciembre de un 1980 frío y triste, una jornada larga y pesada llena de recuerdos para tantos y tantos admiradores de una época y de un ídolo grande entre los grandes en los cuadernos de aventuras, en los tebeos apaisados que constaban de diez páginas y se vendían a una peseta y veinticinco céntimos.
Manuel Gago García fue un rey en la epopeya de la historieta seria de postguerra y sin lugar a dudas el más prolífico de todos los realizadores de los cuarenta y cincuenta, el más hábil y rápido para conectar con los amantes del género. Gago se despedía de la tierra, de sus familias, la real y la ficticia y de su inmensa legión de seguidores. Lloraron Teresa Quesada, su esposa queridísima y compañera ideal, sus hijos y compañeros y sus personajes.
El sollozo, interminable y desgarrador llegó hasta una casa de Albacete, un museo que había dado cobijo al gran creador cuando el tebeo hispano empezaba a sentar sus bases. Diego Rivera Morcillo, posiblemente el mejor maestro que tuvo Gago en sus inicios, retrocedió en el tiempo y a su memoria acudieron pasajes de la contienda española cuando un niño de doce años veía los bombardeos que castigaban a la capital de España. Allí en Madrid se hallaba el inagotable trabajador ilusionado con alcanzar algún día la fama y el reconocimiento. La noticia de la muerte de Manuel Gago se extendió por Albacete y nos hirió en el corazón. Para mi, que había sido lo máximo, el genio y el talento supuso una gran pérdida lo mismo que para el resto de personas que le adoraban. Lamenté profundamente no haberle conocido personalmente (cuando tenía trece años le escribí a Valencia para pedirle consejo sobre mis modestos trabajos, no obtuve respuesta y aquello me dolió aunque continué coleccionando con devoción las series que el mago de las viñetas elaboraba). Enseguida los colegas de Gago le rindieron un hermoso homenaje a través de una revista de prestigio: Sunday. En las páginas de la misma intervinieron los maravillosos y geniales Luis Bermejo y Miguel Quesada al lado de José Ortiz, Matías Alonso, Ambrós y Vañó mostrando a sus personajes enlutados y llorosos siguiendo a la comitiva que trasladaba los restos del dibujante y guionista al cementerio valenciano. Una estela de pena se quedaba en el gélido asfalto pero un rayo de esperanza iba y venía anunciando que el hombre había muerto pero quedaba el artista y su obra gigantesca y entrañable quedaba para la historia y para la posteridad.

domingo, 22 de febrero de 2009

La Guerra de la Independencia, por Manuel Gago

Artículo de Jesús María Maroto

¡Venganza y guerra!

En sus primeros años como dibujante de historietas, concretamente en 1943, Manuel Gago, el creador del Guerrero del Antifaz hizo su primera versión particular de la Guerra de la Independencia en un cuaderno a 31x21 el mismo tamaño de la editorial Hispanoamericana titulado ¡Venganza y Guerra!. Este cuaderno se trata de un relato publicado en una serie de Grandes Aventuras donde se incluían guiones de películas conocidas. El cuaderno trata en sus 16 páginas de los acontecimientos del 2 de mayo apareciendo los conocidos héroes Daoiz, Velarde, el teniente Ruiz y los personajes populares de la familia Malasaña. En el dibujo los aficionados al tebeo reconocerán el mismo trazo, en cierto modo rudimentario, que caracterizaba los primeros cuadernos del Guerrero del Antifaz. La historia termina con la muerte de los protagonistas fusilados en la misma composición que el cuadro de Goya.

El Guerrillero audaz

Gago volvió a tomar el tema de la Guerra de la Independencia en una serie de cuadernos a 17x24 titulada el Guerrillero Audaz. La serie publicada en 1962 tuvo una vida muy corta ya que se redujo solamente a 26 números. Se desconoce las razones de que esta serie fuera tan reducida en un creador tan prolífico que había llegado a 668 ejemplares con la primera serie del Guerrero del Antifaz, 230 con el Pequeño Luchador, 252 el Espadachín Enmascarado, 210 Purk el hombre de piedra.. Posiblemente la fórmula que había dado el éxito en otro tipo de aventuras no funcionó adecuadamente cuando los héroes de Gago debían luchar contra enemigos distintos de los pieles rojas, musulmanes o tribus prehistóricas.

Portada original

El planteamiento del Guerrillero Audaz es similar al de otras historietas de Gago. El protagonista, Diego es el hijo de un agricultor acomodado de un pueblo cerca de Madrid, que se ve inmediatamente involucrado en el inicio de la guerra, participando en el Dos de Mayo e inmediatamente debe lanzarse a la lucha por venganza, ya que los franceses han fusilado a su padre. Posteriormente hay una serie de persecuciones continuas en las que el héroe es acosado por un rival de nivel intermedio, el capitán Dunoy y cuando éste es eliminado por Diego le sustituye el general Lacastre - en ocasiones parece que ha sido degradado porque figura como coronel, lapsus debido a la necesidad de Gago de dibujar demasiadas series a la vez - tan cruel como el anterior.

Página original
Parte de la acción - tres cuadernos de la serie - tiene lugar en el sitio de Zaragoza donde el Guerrillero Audaz interviene en ayuda de los defensores. La serie acaba con el levantamiento del sitio después de la batalla de Bailén, como si la guerra terminara con este episodio, de forma parecida a los comentados antes. A diferencia de otros tebeos el creador vierte en esta serie las mismas constantes que aparecen en otras suyas: revanchismo, violencia, crueldad, rebeldía, que tanto efecto producían en el consumidor infantil o adulto de esos años.
La aproximación histórica efectuada por Gago, además guionista de la serie, es algo más fiel que las otras; se dibujan una serie de viñetas del Dos de Mayo, aparece Murat, como una especie de gorila cruel y que además llega a tener un duelo a espada con Diego, así como el general Lefevre sitiando Zaragoza al que nuestro héroe deja atado y burlado en una ocasión. La serie sube el tono de violencia notablemente ya que los franceses aparecen como sádicos asesinos que fusilan y matan casi por el simple placer de hacerlo. El Guerrillero Audaz tampoco actúa con generosidad, tanto él como su partida actúan “desinfectando” el país de los invasores franceses llamados aquí en varias ocasiones “franchutes” en vez de “gabachos”. El personaje no se puede apoyar como en el caso del Guerrero del Antifaz en el trípode ideológico de raza, religión y patria sino en todo caso en el último de ellos. El uso de la patria es más frecuente, menos confuso y más sencillo que en otras historietas, si bien en algún momento, se reprocha a la clase aristocrática su traición. Aunque se habla de invasión francesa y defensa de España, el deseo de venganza es el principal motivo que mueve a la lucha al protagonista que continuamente encuentra motivos para querer vengar las atrocidades cometidas. Incluso, el mismo, es azotado por los soldados del general Lacastre en la fuente de un pueblo. Más suave en el tema de la crueldad que el Guerrero del Antifaz, se trata de una lucha del bien contra el mal y de afrentas que deben lavarse con la muerte de un francés, cuando esta se ha cumplido, surge una nueva acción, la quema de un pueblo por ejemplo, que es preciso vengar con extrema violencia y así habría seguido si la aventura se hubiese prolongado más allá del número 26. No obstante esta serie a pesar de referencias históricas más numerosas, no deja de ser un tebeo de difusión muy popular sin ninguna pretensión artística, para que sea fácilmente asimilable por público infantil con bajo su nivel cultural. Se podrían incluir aquí los mismos comentarios que otros expertos han efectuados sobre otras obras de Manuel Gago: la gran cantidad de violencia que emanan sus dibujos era una válvula de escape para un lector que vivía con una especie de rabia solapada y que la lectura del comic satisfacía, sin que transcendiese mucho más allá de una realidad desagradable.Es destacar que en contraste con el Guerrero del Antifaz, el protagonista pertenece al campesinado acomodado - en varias viñetas se le llama amo Diego - y no a la clase aristocrática a la que Gago considera vendida al invasor. Lo mismo que otros modelos, Diego se hace acompañar por un forzudo gorila y un muchacho rubio además de un bandolero redimido por su patriotismo. A diferencia de Freixas como ilustrador, Gago es historietista nato. El dibujo de Gago en esta serie es dinámico dando importancia al movimiento y la figura dejando los fondos con grandes trazos a la imaginación del lector. No obstante, las figuras son en ocasiones confusas y descuidadas en los detalles, pero eso funciona, y además es eficaz para un público poco sensibilizado por las formas conseguidas o bien acabadas. Solo se trataba de dar al consumidor acción con un poco de situación ambiental y esto se cumple. La similitud de indumentarias y fisonomías es otra de las características de los dibujos efectuados con demasiada prisa, debido a la necesidad de publicar historietas para poder subsistir por parte del dibujante. En algunos dibujos se puede apreciar una cierta sensibilidad por el encuadre y la planificación, pero sin que se llegue a consolidar una estilística acabada debido a la urgencia de sacar el trabajo al mercado. No en balde, el hijo de Gago ha confesado que su padre viajaba mucho y que gran parte de su producción se hacía de hotel en hotel y a veces sin dormir.
Jesus Maroto
El artículo que acabamos de leer es solamente una parte de otro mucho más extenso en el que Jesús Maroto analiza varios títulos de la misma temática, la Guerra de la Independencia, realizados por diversos autores en diferentes épocas. Aquí en Voto a bríos, hemos extraido la parte concerniente a Manuel Gago, aunque puede leerse completo aquí:
y también aquí en formato pdf:
Yno podía faltar la visita a las portadas de esta colección, cortesía de Mario Martínez Montesinos:

jueves, 19 de febrero de 2009

El Guerrero del Antifaz no está


El Guerrero del Antifaz no está.

Artículo de José Payá Nicolau.

En muy poco tiempo he visto que en diferentes publicaciones, al citarse nominalmente los distintos héroes de los tebeos españoles del franquismo, los articulistas omiten nombrar al Guerrero del Antifaz. El más famoso personaje del prolífico dibujante que fue Manuel Gago no está en esas listas, pero sí que están, en cambio, Roberto Alcázar y Pedrín. Me parece demasiada la coincidencia entre los comentaristas de aquellos nuestros tebeos, y creo que sé lo que está pasando. (Hace unos años, cuando, por fin, se editó un sello de Correos con el Guerrero..., pudimos comprobar que el dibujo era más paródico que otra cosa por la cara de cretino que le pusieron al personaje, además de no haberse elegido el icono de entre los dibujados por el lápiz de Gago, cosa muy fácil de obtener).Esta señalada ausencia del Guerrero del Antifaz en los listados aludidos me parece que obedece, finalmente, a una autocensura que se han impuesto algunos escritores y comentaristas tan señalados como Fernando Savater, y nada me tranquilizaría más que saber que la referida omisión se debió a una mera casualidad o a un lapsus. Pero yo no creo que se tratara de eso. Ya hay demasiados textos en los que el personaje del Guerrero sale criminalizado por su contextualización con sucesos de la Historia Social de los españoles que nos disgustan. Muchos autores, incluso los que jamás siguieron esa serie aventurera, se han atrevido a denostar al personaje a lo largo de veinticinco años...Algunos se han devanado los sesos para encontrar una condena con que borrarle del imaginario colectivo de cientos de miles de muchachos que en la posguerra vivieron entusiasmados –y casi alimentados físicamente, se diría- por aquel torrente de emotivas aventuras, vinculación perentoria para ellos y mecanismo ¿inconsciente? para salir del grave acoso de la hambruna ambiente y de otras desgracias infames de la autarquía pepetrada por el régimen político de Franco.No voy a terminar aquí...porque deseo dejar constancia de un arrebato que se permitió hace unos años el catedrático granadino Sopeña Monsalve, el autor de mi admirado libro "El florido pensil" como del que tituló "La morena de la copla". Ese desafortunado e injusto arrebato le llevó a publicar un compendio de viñetas de Gago ("¡Tente, iracundo otomano") extraídas de diferentes cuadernos del Guerrero del Antifaz, de modo y manera que, descontextualizados los actos del personaje, cualquier lector que visualizara el desdichado trabajo acabara avergonzándose del que en su niñez fuera su ídolo señero en las viñetas. Este catedrático ya había tenido ocasión de mostrar su flamígera furia -desaforada, según mi entender- hacia la escuela franquista. Lo hizo en una entrevista que le practicaron en Canal 9, y de cuyas respuestas se dedujo que la escuela nacionalcatólica española le había dejado con resabios fácilmente catalogables como excesivos..., aunque lógicamente respetábamos sus amarguras. Y era el caso que, cuando, un mes antes, leyó mi librito "Crónicas del Guerrero del Antifaz" (Alicante : Instituto de Cultura "Juan Gil-Albert", 1994), me escribió con alabanzas -¿pudieron ser insinceras?- dignas de tener en cuenta por mi parte. Lo mismo que habían hechos Luis Conde Martín, Savater, Luis Alberto de Cuenca...y otros escritores distinguidos. En fin...).No me parece proporcionado, ni sano, que se practique esa huida hacia adelante borrando al cristiano enmascarado de la nómina de héroes aventureros del tebeo, y menos del tebeo valenciano. Valencia, en esas cosas de la seriación de viñetas de aventuras –las del Guerrero inundaron toda España en los primeros meses de 1945-, fue un emporio de creación ilusionante, y gran parte de aquellas colecciones se debieron a Manuel Gago, aquel hijo de un republicano preso en las cárceles de Franco. Mientras que se enfatiza la figura de el Capitán Trueno, al cristiano del antifaz se le da de lado por aquello quizá de su existencia dibujada siendo coetáneo de los Reyes Católicos, la caída de Granada y el inicio del imperialismo español. Si el Guerrero luchó denodadamente contra los moros, no menos cierto resultaba que sus primeros aliados y verdaderos amigos fueron los hermanos Kir, y Zoraida, además de Aixa y otros personajes femeninos y masculinos adscritos al Islam. Y también es verdad que aquellas viñetas trepidantes registraron muchos más malvados en las tierras cristianas –el capitán Rodolfo, por ejemplo, y desde el principio-, abundando los personajes egoístas, taimados y hasta excesivos en su papel de ambiciosos y asesinos...No se explica, pues, cómo se acentúa tanto en los autores adversos al Guerrero la supresión de su existencia. Aunque sólo fuera para librarse de las inventadas adherencias raciales en él, la crónica de su existencia como héroe aventurero no resiste esa exclusión de los amurallados timoratos.
José Payá Nicolau.

Tente iracundo otomano. Título al que hace referencia José Payá Nicolau en su escrito. Sobre el mismo podemos leer un estupendo análisis a cargo de nuestro amigo Mariano Bayona:
y una certera crítica escrita por José Antonio Molero: http://www.gibralfaro.uma.es/opinion/pag_1133.htm


Crónicas del Guerrero del Antifaz.
Acerca de este libro escribimos hace tiempo:
Si queremos leer el primer capítulo completo del libro accedemos al enlace:
Esperemos tener pronto noticias de la continuación de Crónicas "Apenas sí se supo". En la columna de la derecha tenemos también el enlace al propio blog de Payá Nicolau donde podemos disfrutar de sus poemas y escritos, de donde he extraido éste que acabáis de leer. Desde aquí le deseamos a José toda la suerte del mundo en los proyectos que acometa.

martes, 17 de febrero de 2009

Manuel Gago. Relatos de terror.


Manuel Gago. Relatos de terror.
El Boletín. 2009

Presentación del libro.


La década de los setenta supuso el afianzamiento y apogeo del cómic de terror en España. Revistas como Dossier Negro (1968), Vampus (1971), Escalofrío (1972), Pánico (1972), Escorpión (1973), Fantom(1972), Espectros (1972), y otras tantas nos acercaban al mundo de lo sobrenatural y lo terrorífico. Nos invitaban a traspasar el lúgubre umbral del miedo a través de fantasmagóricos relatos y pavorosas historietas. Llegaron a convivir simultáneamente en el quiosco hasta diez títulos de esta misma temática. Brujas, vampiros, zombies, seres de ultratumba, espectros y demonios eran los protagonistas de estas publicaciones.


En el contexto del éxito de películas de terror como la saga de películas de Drácula de Estudios Hammer que se extendería hasta 1973, Kung Fú contra los siete vampiros de oro (1974), La Noche de los muertos vivientes (1968), La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski, La matanza de Texas (1974), La profecía (1976), y muchas otras, se inscribe la moda del horror, del gusto por lo sobrecogedor y tétrico que tendría su fiel reflejo en los cómics de la época.

Las revistas antes citadas tenían la mayoría en común el hacer un compendio de material extranjero, principalmente americano, de distintas publicaciones organizándolo cada una de forma más o menos afortunada u homogénea.

La Editorial Valenciana en aquella época se encontraba un tanto desorientada, sin saber qué línea seguir. A mediados de los años sesenta se había hundido su principal pilar y fuente de ingresos, los cuadernillos de aventuras, pero a diferencia de otras editoriales que dejaron de existir o de otras tantas que tuvieron que reconducir su producción hacia otros campos como el de los cromos (la Editorial Maga), pudo mantenerse a flote gracias al auge de publicaciones infantiles como Pumby o Jaimito y al inesperado éxito ya en los setenta de la reedición a color de El Guerrero del Antifaz a la que siguieron otras como la de Roberto Alcázar y Pedrín, Yuki el Temerario, etc. Para intentar abrir nuevos caminos, la Editorial Valenciana decide subirse al carro de la moda del terror y crea la revista S.O.S. para la que decide contar con autores españoles en su mayoría para su ejecución.
Podemos encontrarnos en SOS a dibujantes clásicos del tebeo español que de esta manera experimentan en un ámbito hasta entonces desconocido para ellos como Manuel Gago, Marcet, Miguel Quesada, Eduardo Vañó (el de Roberto Alcázar) y su hijo (haciendo una gran cantidad de portadas) que se convirtieron en colaboradores habituales de la revista, además de artistas consagrados como Salvador Martínez Borrell, J. Bermejo, Mateu, Pablo Marcos, Villanova, Cerdan, Enrique Puchades etc.

Manuel Gago, quien había llegado a tener un ritmo de producción desmesurado en los últimos cincuenta y primeros años de la década de los sesenta, cuando se hundió esta industria alrededor de 1966, no tuvo más remedio que ganarse la vida por otros medios ajenos al cómic durante una larga temporada. Es más, nunca, hasta su muerte en diciembre de 1980 lograría poder volver a dedicarse en exclusiva a lo que él sentía y que más le gustaba, que era ser dibujante de tebeos. En una entrevista concedida en 1979 se quejaba de este hecho, el de no haber tenido nunca calma para poderse dedicar con tranquilidad a sus creaciones.

Desde 1972 había vuelto para dibujar portadas nuevas para la edición a color de El Guerrero del Antifaz y más tarde para Purk, el Hombre de Piedra, lo que le suponía más una satisfacción personal que beneficios económicos. Poco a poco en la editorial le fueron encargando historias cortas nuevas para los almanaques o para la publicación Jaimito, etc, hasta que llegó la petición de hacer historias de terror para la revista SOS que empezó a publicarse en 1976.

Observamos en estas historias a un Manuel Gago con ilusión, mucho mejor técnicamente que el de las últimas creaciones de cuadernillos de hacía pocos años, aunque sin llegar nunca al nivel que había alcanzado en los años cuarenta, tratando incluso de innovar en ocasiones, por ejemplo, con la distribución de las viñetas, elemento que había estado encorsetado por completo a lo largo de toda su producción, con un estilo próximo al que exhibirá a partir de 1979 con Las Nuevas Aventuras del Guerrero del Antifaz. Los ambientes tétricos están conseguidos gracias a la abundancia de oscuros y grises adaptándose al escenario misterioso que se quería transmitir en cada relato.

Los guiones, cuya autoría no se acredita, son más bien previsibles y convencionales, por otro lado, en la misma tónica que las demás historias de las revistas. No es precisamente el mejor valor de las mismas. Los dibujos de Manuel Gago sí valen la pena y no desmerecen en absoluto con respecto al resto de dibujantes. Cuando mejor destaca Gago es cuando la temática del relato lo acerca a la Edad Media donde los ropajes, caballos, castillos, capas y demás elementos le son de sobra conocidos por haberles sido familiares durante muchos años en su tablero de dibujo y es donde mejor tiene la posibilidad de lucirse.
El Boletín nos ofrece con este tomo una gran oportunidad a los admiradores de Manuel Gago de rescatar estas historias en un bonito formato y de disfrutar y recrearnos en los dibujos del autor del que dicen “hizo aprender a leer a media España”.

Ilustraciones de Manuel Gago.

domingo, 15 de febrero de 2009

El As de Espadas


El As de Espadas
Artículo de Agustín Riera

Cuando apareció El As de Espadas, a principios de marzo de 1954, estas películas nos habían marcado y las habíamos visto varias veces, sobre todo la de Scaramouche, con el duelo a espada más largo y más extraordinario de toda la historia del cine. Fue en particular el argumento y personajes de esta película, basada en la novela de Rafael Sabatini, que había publicado la Editorial Molino, los que influyeron en la gestación del serial El As de Espadas.
Además de la influencia cinematográfica, evidente en el dibujante, hay que recordar que nuestro Federico Amorós era un especialista del folletín y de los grandes escritores populares, lo que se reflejaba en sus guiones, siempre dinámicos, llenos de acción, de amoríos, de amores, de historias entrelazadas y de humor. El origen de “Ardilla”, César Conway cuando era niño, está sacado directamente del Oliver Twist de Charles Dickens, y el personaje, como su oficio de saltimbanqui, inspirado en el Scaramouche del ya mencionado Rafael Sabatini, aunque, por supuesto, sin la connotación histórica y política de la novela del italiano que escribía en inglés, ya que la historia estaba ambientada en los años de agitación social y política que culminaron en la Declaración de los Derechos Humanos y la famosa Revolución Francesa. Quizás para evitar este contexto que podía llevar a situaciones y diálogos equívocos, y por ello peligrosos, Amorós situó la acción en Inglaterra. Pero El As de Espadas guardó del héroe de Sabatini hasta el color de su casaca verde.

Para seguir leyendo haced clic en el enlace:
http://www.tebeosfera.com/documentos/documentos/el_as_de_espadas.html

Para ver todas las portadas de la colección:
http://picasaweb.google.es/Carasucia1953/AsDeEspadasEl#

domingo, 8 de febrero de 2009

Manuel Gago en la revista Flecha Roja 1

Hace tiempo rendimos cuentas con respecto a la colaboración de Manuel Gago en la revista Pantera Negra: http://corsariosinrostro.blogspot.com/2008/10/manuel-gago-en-la-revista-pantera-negra.html

Revista Flecha Roja
Hoy analizaremos su trabajo en la otra revista paralela de Maga, Flecha Roja. En este enlace accederemos a una completa ficha de dicha publicación:
http://www.tebeosfera.com/obras/publicaciones/flecha_roja_maga_1964_-revista-.html además de la ya tradicional visita a las galerias de Mario Martínez Montesinos (pinchad la siguiente ilustración):
Vida y costumbres de los indios

Publicado en las contraportadas de los primeros 45 ejemplares de la revista a todo color, es una colección de 180 cromos a razón de 4 cromos en cada página. Se prometió en varias ocasiones la edición de un album para colocar los cromos, pero, que yo sepa, nunca vio la luz.


Estas planchas parecen coloreadas al pastel (si un experto me corrige, yo encantado) quizás por el Mismo Manuel Gago, quien ya utulizó tal técnica en las portadas de la colección El Libertador de Garga en 1950.

El libertador (1950)





miércoles, 4 de febrero de 2009

El "otro" Manuel Gago



Hoy toca curiosidad.

Hace unas semanas, buscando cosas de Manuel Gago en ebay, el buscador me llevó a estas ilustraciones de un tal Manuel Gago que indudablemente no tiene nada que ver con el Manuel Gago García que conocemos por aquí. Los dibujos datan de 1958, según se desprende de la firma del ilustrador.

domingo, 1 de febrero de 2009

El hombre que hizo grande el oficio de historietista

En diversas ocasiones hemos abordado en el blog Voto a bríos la Exposición homenaje que Fernando Bernabón tributó a Manuel Gago durante el pasado año, el cual tuvo una gran repercusión mediática:
http://corsariosinrostro.blogspot.com/2008/07/exposicin-aventuras-en-el-papel.html

http://corsariosinrostro.blogspot.com/2008/10/guerrero-del-antifaz-que-ests-en-la.html

http://corsariosinrostro.blogspot.com/2008/10/el-guerrero-de-papel-se-quita-el.html
Hoy hemos encontrado una crónica más del evento, la cual colocamos aquí para completar un dossier del citado acontencimiento todavía más completo si cabe.




Caja España alberga una exposición sobre Manuel Gago
L. Castellanos
León


Manuel Gago murió en Valencia en 1980 con tan sólo 55 años y un bagaje profesional tan abundante como suficiente para considerarle una de las grandes personalidades de la cultura popular española. Su talento se había puesto de manifiesto en cerca de 30.000 páginas y la historieta le rendía ya tributo entonces como uno de sus grandes a pesar de los prejuicios que entonces algunos depositaban sobre su copiosa obra y que hoy, afortunadamente, han ido ya disipándose. Títulos tan significativos como ‘El Pequeño Luchador’, ‘Purk, el Hombre de Piedra’, ‘La pandilla de los siete’, ‘El espadachín enmascarado’, ‘El guerrillero audaz’ o ‘Castor’, entre otros muchos (llegó a mantener hasta cinco series semanales de tebeos), daban cuenta de una trayectoria ejemplar en la que brillaba sobremanera y de manera indiscutible una de las obras trascendentales de la historietanacional ‘El Guerrero del Antifaz’, durante mucho tiempo denostada por algunos por considerarla portavoz de los ideales franquistas y hoy pieza magistral del denominado noveno arte.La sala de exposiciones del Centro Cultural de Caja España, en la calle Santa Nonia de León, sirve desde hoy y hasta el próximo día 31, de escenario a una muestra-homenaje dedicada a la figura y la obra de Manuel Gago que incluye una selección amplia de algunas de las muchas viñetas que el autor y dibujante vallisoletano llevó a cabo desde que, postrado en el lecho de un hospital y siendo aún adolescente imberbe, empezara a idear su particular universo.Hijo de un militar republicano que cumplía condena por motivos de índole político, pasó su infancia entre Madrid y Albacete para, finalmente, afincarse en Valencia, y convertirse en una de las grandes figuras de la Editorial Valenciana (también colaboró con Maga y Bruguera y creó junto a sus hermanos Garga) y de la generación de dibujantes que esta fue amparando. Aunque nunca llegó a certificarse documentalmente, se asegura que ‘El Guerrero del Antifaz’ (inspirada en una novela de Rafael Pérez y Pérez) llegó a vender unos ochocientos mil ejemplares, lo que viene a dar cuenta del carácter fenomenológico de una historieta que inició su publicación en 1944 su publicación y finalizó, tras 668 cuadernillos publicados (algunos fueron realizados por Matías Alonso), en 1966. Posteriormente, conocería una reedición en 1972 y posteriormente, ya en 1978, Gago se aplicaría en nuevas entregas del personaje hasta su fallecimiento dos años después.Los guiones de que hacían gala las historietas de Gago disfrutaban, por lo general, de una profundidad inhabitual en este tipo de trabajos, lo que redundaba en unas narraciones llenas de complejidad cuyos personajes disfrutaban de una caracterización psicológicamuy cuidada.Un análisis pormenorizado y detallado de la obra de Gago (cuyo dibujo vivió diferentes estados) desvela un trabajo lleno de intensidad e interés que destacaba por su especial sentido de la acción y el movimiento que le confería una entidad especial y singular. Además, y así se refleja en muchas de sus creaciones, la mujer ideada por Gago poseía en muchos casos una personalidad propia y nada sumisa con el hombre.Desde luego y sin discusión, Manuel Gago es uno de los grandes de la historieta española y el homenaje que esta exposición le brinda se antoja merecidísimo.

Artículo procedente de aquí:
http://www.la-cronica.net/2008/10/02/vivir/el-hombre-que-hizo-grande-el-oficio-de-historietista-12597.htm