viernes, 19 de agosto de 2011

Hotel Dorado, un estudio homenaje a los personajes de 13 Rúe del Percebe.


Si hace unos días escribíamos unas líneas referidas al libro Entre la Media luna y la Cruz de Juan Ramón de Luz, inspirada en El Guerrero del Antifaz, hoy vamos a hacer lo propio con otra obra basada en otro no menos conocido cómic; 13 Rúe del Percebe. El libro en cuestión es Hotel Dorado de Alberto Gimeno.
Alberto Gimeno nos da a conocer en esta novela el pasado y las motivaciones de los principales protagonistas de la popular historieta.  Algunos de estos personajes son en algunos casos, una parodia de la misma parodia. Gimeno  los retuerce,  los humaniza y nos los presenta con una profundidad que no conocíamos, puesto que en las viñetas originales cada uno se limita a interpretar su chiste con el que nos hace sonreír, pero que debido a la propia naturaleza de inmediatez del chascarrillo nunca se había planteado  el trasfondo de estas actuaciones.
¿Por qué se comporta de la manera en que lo hace cada uno de los personajes? ¿Cómo llegaron al edificio? ¿Qué relaciones existen entre ellos? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Por qué todo el mundo aguanta los “engaños” del tendero y sigue acudiendo estoicamente a la tienda? ¿Por qué hay un individuo viviendo en la alcantarilla?  Estas y otras preguntas se resuelven en el relato.
A pesar de convivir en el mismo edificio, cada uno vive su vida en compartimentos estancos, con una casi nula relación con los demás personajes en el tebeo. Por ello era necesario un hilo conductor, un lazo de unión entre la variopinta fauna que ocupa el inmueble para contar la historia que Gimeno nos presenta. Tal nexo no es otro que Walter, un americano en viaje de negocios, que por casualidad viene a parar al famoso edificio donde queda atrapado por diversos motivos y donde además, dejándose llevar por los acontecimientos, termina interactuando con la mayoría de los moradores del bloque.  
El sastre es tan incapaz e inútil como en el comic. La solterona amante de los animales es mostrada exageradamente puritana y con ciertos problemas derivados de su olor corporal, el ladrón de poca monta tiene vinculación con el caradura de la azotea que sortea a los acreedores con descaro. El veterinario nos cuenta sus inverosímiles aventuras a la vez que también hace de médico cuando es necesario. Uno de los principales papeles está reservado a la dueña de la pensión, cuyos impersonales inquilinos en el comic, están en el libro dotados de personalidad, cada uno con sus propias inquietudes, con su propio pasado, pero estableciendo entre ellos una especie de camaradería derivada del padecimiento compartido por haber convergido, cada uno por diferentes circunstancias, en aquella mísera pensión. Otros personajes capitales son la madre de los temibles trillizos quienes constituyen una nota de humor en medio de tanta miseria, y la hermana mayor de los mismos, quien se enamora del protagonista, Walter.
La acción se desarrolla en la Barcelona y por extensión en la  España de los años sesenta, con lo que ello conlleva. El libro retrata a la sociedad de la época acertadamente, destacando la pobreza, el sometimiento, el miedo y la esperanza.
En definitiva, una novela muy aconsejable, no sólo para los seguidores de 13 Rúe del Percebe, sino también, por su calidad intrínseca, para cualquiera que disfrute con una buena lectura como la que Hotel Dorado nos proporciona. Nunca volveré a ver a la famosa creación de Ibáñez con los mismos ojos que antes.
                           Francisco Ibañez, el "arquitecto" del  edificio.
                                    Una curiosa maqueta.

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