martes, 25 de mayo de 2010

la muerte de la Mujer Pirata

Artículo escrito por José Miguel Domínguez Leal y procedente del blog "La memoria métrica".

Una de mis mayores aficiones de niño era la lectura de tebeos. En la época (años 70) existía la costumbre de cambiar tebeos ya leídos por otros nuevos que te ofrecían en las tiendas. Recuerdo que una de mis frases favoritas de entonces a mi madre cuando ésta iba al mercado era: "tráeme un tebeo". Mis tebeos ocupaban una alacena entera, y uno de los momentos más traumáticos de mi infancia fue cuando mi madre me dijo que había que vaciar la alacena, pues nos mudábamos de piso, y no había sitio para tantos tebeos (no era verdad, pero mi madre era una de esas personas que, por afán de limpieza, arramblan con todo de tiempo en tiempo). Me ví en el trance de hacer una selección de lo que había allí, para salvarlo en dos bolsas de plástico. Lo de Salomón o lo del juicio de los libros de caballerías en el Quijote me pareció un juego de niños: me despedí de los ahora tan valorados cómics-libro de la editorial Vértice, con sus aventuras en blanco y negro del Hombre Araña, el Hombre de Hierro (prefiero esas traducciones al uso de los originales Spiderman, Iron man, pues me dejan un regusto circense y, consecuentemente, melancólico, que me parece congruente con estas ficciones), Namor, Dan Defensor (Daredevil, ahí la censura resultaba un tanto estúpida), mis tebeos del Jabato, el Capitán Trueno, etc. Una de las pocas cosas que salvé fue mi colección desemparejada de El Guerrero del Antifaz.


Todavía me pregunto por qué lo hice. Era entonces muy popular la serie de Manuel Gago, reeditada en color por la Editorial Valenciana. Por ejemplo, en el colegio existía el juego del "hombre inmóvil", en el que tenías que quedarte totalmente quieto cuando alguien acaba de decir aquello de "El Guerrero del Antifaz, sin reír sin hablar, que se quede como está, cuando yo diga ya".

Yo fui también un niño precozmente "progre" (no quise hacer la Confirmación), y, al escuchar que el Guerrero era un tebeo franquista, dejé de comprarlo (de hecho, sigue siendo un cómic "maldito", ya definitivamente condenado por el llamado "multiculturalismo" en boga, y una de sus más estúpidas emanaciones: la Alianza de Civilizaciones). Esas tonterías no me duraron mucho, y me pudo el afán de seguir las aventuras del Enmascarado, y volví a comprarlo. Pero, entretanto, había perdido la oportunidad de adquirir gran cantidad de números, que sólo pude encontrar parcialmente (A veces tuve incluso sueños en los que adquiría nuevos ejemplares). Luego comencé a leer "alta literatura", y me olvidé de los tebeos, aunque ya no me desembaracé de los que había acumulado.
Hace algunos años descubrí una página dedicada a este personaje,      http://garaje.ya.com/guerrero55/index.htm, creada por Mariano Bayona y Dolors Cabrera. Me sumergí en esta completísima página, con la oculta esperanza de saber lo que había sido de algunos de los personajes de la serie que aparecían o desaparecían en mis tebeos dispersos: los hermanos Kir, la Mujer Pirata, don Luis, el capitán Lorenzo, Fernando, Sarita... Puede parecer hasta ridículo, pero el descubrir que la Mujer Pirata (enemiga y enamorada del Guerrero) había sido asesinada por otros piratas me hundió momentáneamente en una profunda desazón y tristeza, como a quien revelan un doloroso secreto de familia que conmueve los cimientos de su identidad. Me sentí por unos instantes trasladado a un pasado inubicable, en el que sí hubiera podido encajar y cobrar sentido esa revelación; a un territorio perdido de la infancia donde quizás esa noticia hubiera operado algún cambio, no sé, o tenido algún sentido. Siempre estamos a vueltas con nuestra infancia, venía a decir Rilke, y ese Guerrero, con todos sus defectos y virtudes, está entreverado con mis recuerdos infantiles de una manera misteriosa. En los simplistas fondos de sus viñetas quizás me empeñaba en ver un horizonte de redención para mi cobardía y timidez, y un modelo de heroísmo con el que poder siquiera soñar.

viernes, 14 de mayo de 2010

El Guerrero del Antifaz no es el Capitán Trueno (ni falta que hace) 2ª parte

Siguiendo con la polémica suscitada en el blog  P.I.F.I.A. , en otros aspectos modélico y del que me declaro seguidor, acerca del supuesto fascismo del Guerrero del Antifaz, Raúl, el autor del escrito, para defender su postura mostró en el apartado de comentarios una serie de enlaces donde supuestamente se demostraba su hipótesis. Volví a elaborar otro escrito pero seguramente por motivos técnicos, quizás por los enlaces que añadí, no se pudo publicar en el sitio al que en principio iba destinado. Por tal razón he decidido hacerlo público aquí, aunque para que se entienda mejor, voy  también a publicar el comentario de Raúl donde expone sus razonamientos. Luego, cada cual que decida con qué postura quedarse, aunque la realidad es la que cada persona quiere ver, por mucho que intente convecerte alguien de algo, siempre dependerá del cristal con que lo mires. Yo en este caso tengo muy claro la lectura que extraigo de la saga del Conde Roca. El que tenga ojos que mire y el que tenga oidos que oiga.

Comentarios de RAÚL S. y respuestas de CORSARIO SIN ROSTRO:

Aquí tenemos al “noble” Guerrero del Antifaz asfixiando a un enemigo:

Con respecto a la imagen que muestras arriba Se te olvida un "pequeño detalle". Harum,(si un día lees la colección lo descubrirás) que así se llama el "enemigo", acaba de asesinar unos segundos antes a su padre a sangre fría:

A ver cómo reaccionaríamos tú o yo o el más pacifista de la tierra en el mismo caso.

“Patria, religión…y amor”
Yo en esta tira lo que veo es que el guerrero se ha aliado con un ¿no era un terrible moro? Osmín, y que en España "tiene muchos enemigos entre los que él mismo ha defendido". ¿No eran unos virtuosos los cristianos?¿Por qué se alía entonces el Guerrero con un moro?Ah, porque es racista, no me acordaba.



Aquí el malvado musulmán no puede doblegar la fe de una buena cristiana (oooh):

http://garaje.ya.com/guerrero55/guer216.htm
Montones y montones de portadas olorosas, siempre vanagloriando el cristianismo o mostrando al Islam como poco más menos que el Diablo encarnado.

Yo no veo al islam como diablo encarnado sino a Alí Kan, que es distinto. Este personaje es la verdadera encarnación del mal en el tebeo, pero hay otros igualmente ruínes y despiadados en el bando cristiano de los que aquí no se habla. Por cierto... ¡"Esta misma noche serás mi esposa"!¿Qué quiere decir tal frase, que van al altar o... que se la va a cepillar? Más bien lo segundo, con los antecedentes que presenta, pues lo primero sería bastante tonto. Todo esto en un tebeo para niños en plena dictadura.


Hay muchas más viñetas y páginas aquí:
http://garaje.ya.com/guerrero55/antifazg.htm

Enlace muy recomendable para disfrutar del buen hacer de Manuel Gago y de la mayoría de portadas originales de la colección. Como cito en el leiv motiv de este blog, la página de mi amigo Mariano Bayona es la mejor y más completa que existe.


¿Qué se va encontrar el que dedique quince minutos a leer viñetas?
http://garaje.ya.com/guerrero55/parga.htm
“Toda la serie de El Guerrero del Antifaz se asienta sobre el trípode ideológico inamovible que constituyen los concep¬tos de raza, religión y patria. Los tres se conjugan hábil¬mente hasta casi confundirse para fundamentar una especial concepción de la Reconquista española.

Sólo el español descendiente de las estirpes hispanorro¬manas o hispanovisigodas, el auténtico español cristiano, tie¬ne derecho a ocupar el territorio peninsular, y sobre esta base se esbozan los esquemas simplistas de las luchas entre moros y cristianos en las que únicamente estos últimos tienen razón, son buenos y consiguientemente Dios y el apóstol Santiago han de proporcionarles el triunfo. El territorio es¬pañol es, por derecho, de los cristianos y a ellos les corres¬ponde en exclusiva el nombre de españoles; los musulmanes son el «invasor sarraceno», aunque en tiempo de los Reyes Católicos llevaran ocho siglos de aposentamiento en parte de la Península y los oponentes de «El Guerrero del Antifaz» hu¬bieran nacido y vivido en ella, al igual que sus antepasados, sin conocer patria otra alguna. El invasor, pues, ha de ser expulsado a cualquier precio, y ello justifica toda violencia y toda agresión; agresión que, por otra parte, se convertirá en una guerra santa, en una auténtica Cruzada, al ir dirigida contra el infiel, contra el mahometano, enemigo del cristianis¬mo por el hecho de no ser cristiano. La Iglesia, por eso, ben¬dice esta agresión ofensiva que propiciará su extensión terri¬torial. El moro, o mejor el musulmán, por su propia natura¬leza, es esencialmente un enemigo, es malvado y hay que eliminarlo para que no contamine a la sociedad cristiana. A ve¬ces, sin embargo, algún moro mahometano puede convertirse al cristianismo, e incluso sin ello puede llegar a aliarse a «El Guerrero del Antifaz», y en tales casos se disculpa su raza y su religión porque su bondad y su nobleza (cuya posibili¬dad se admite sólo en estas ocasiones) pueden ser útiles a los intereses personales del héroe.”

Nacionalcatolicismo de libro. Cualquiera puede visitar los enlaces y hartarse de alabanzas al cristianismo, caricaturización maniquea de los antiespañoles (los musulmanes), o la ignorancia o desprecio hacia los que no son de noble cuna.

Estos son los comentarios de una persona, Vázquez de Parga, quien tenía una verdadera animadversión y obsesión por desacreditar esta colección siempre que tenía ocasión. De la misma manera que citas a Parga,  vamos a citar nosotros aquí una pequeña parte de la tesis doctoral titulada El Guerrero del Antifaz presentada en la Universidad Complutense por el catedrático Antonio Lara.



"Como corresponde a unas aventuras desarrolladas en una tierra donde conviven pueblos de distinto origen, podría esperarse una mentalidad racista e intolerante. Sin embargo, el racismo no aparece por parte alguna, dicho sea en honor de la verdad. Existen árabes malvados –muy, muy malvaos-, pero también los hay bondadosos y honrados, todo lealtad y limpieza de miras. No se pueden encontrar rastros de intenciones malévolas, de situaciones o conductas traídas para desprestigio de los musulmanes. Muy al contrario, se podrán reprochar muchas cosas a estas historias, pero no es posible llamarlas racistas o maniqueas. La maldad y la bondad se encuentran bien repartidas entre los dos bandos en litigio, aunque los “buenos” sean, a veces, una pizca mejores de lo esperado, y los “malos” se distingan por una excesiva dosis de malignidad y vicios".


Y por último una carta manuscrita por el propio Manuel Gago, hijo de un represaliado de la Guerra civil y encarcelado durante años en la cárcel de Albacete:

jueves, 6 de mayo de 2010

Seducción en la muralla.


Sigue este curioso relato aquí.

(¡Voto a bríos, cómo está la Guerrera!)